El fútbol se trata de un deporte con una gran repercusión en el mundo, lo que hace que esté abierto a una continua crítica y valoración por parte de los agentes externos, como el público o la prensa. A ello han contribuido en gran manera los éxitos obtenidos recientemente por la selección nacional de fútbol, en los que los medios de comunicación abandonan la posición neutral que se les supone, reemplazándola por una escenificación del entusiasmo.
En este artículo vamos a tratar de exponer algunas de las realidades que se dan en el fútbol, y tratar de demostrar la importancia que tienen los aspectos contextuales y situacionales sobre el rendimiento y comportamiento de los equipos. Para ello debatiremos así sobre ciertos tópicos desde una perspectiva científica, especialmente en el campo de la preparación física.
Tópico 1: Se corre menos en la segunda parte que en la primera
Es muy común oír está reflexión cuando se habla de fútbol. De una forma subjetiva, el espectador percibe que los jugadores están corriendo menos, están cansados, y por tanto esto hace que estén jugando peor, no lleguen a los balones, pierdan los duelos individuales…etc. Sin embargo, si bien es cierto que si se somete el fútbol a estudio, las distancias recorridas en la segunda parte disminuyen con respecto a la primera, esto tiene más que ver con el tiempo efectivo de juego, es decir, el tiempo de juego real, que con aspectos de condición física.
Para demostrarlo nos apoyamos en el estudio realizado por Rey, Casais, Lago y Lago. Estos autores determinaron que el tiempo efectivo de juego en un partido oscila en torno a los 54 minutos, siendo significativamente mayor en la primera parte con respecto a la segunda. Por lo tanto es lógico que las distancias totales recorridas sean mayores en la primera parte, ya que se ha jugado más tiempo. Sin embargo, si se dividía el partido en franjas de 15 minutos, y se analizaba el tiempo efectivo de juego y la distancia recorrida en dichas franjas por parte de los jugadores, se vio como no había diferencias significativas entre las distancias recorridas entre la primera y la segunda parte. De hecho, entre los minutos 75-90 era cuando más distancia se cubría con respecto a las demás, ya que era también cuándo más tiempo efectivo de juego había.
En conclusión, los autores determinaron que el recorrer una mayor o menor distancia durante el partido va a depender del tiempo real jugado. En la segunda parte se corre menos, pero porque también se juega menos. Los autores concluyen que hay que considerar situaciones contextuales del partido, para poder determinar el por qué de la variabilidad en el tiempo efectivo de juego.
Tópico 2: Hemos perdido porque el equipo está mal físicamente
Es muy habitual que, si el equipo gana, la percepción subjetiva desde fuera sea que físicamente se “no estaban preparados”, sin embargo, si a la semana siguiente se pierde, aunque no haya existido tiempo suficiente para producir cambios en la condición física del equipo, se piensa que físicamente el equipo ha estado mal.
Como vemos, el resultado final de un partido altera la percepción del espectador acerca del rendimiento físico del equipo. Pero si bien es cierto que hay una alta variabilidad entre partidos en las distancias recorridas a alta velocidad, se ha demostrado que dicho rendimiento depende más de variables contextuales que de la condición física de los futbolistas. En concreto, la localización del partido (local o visitante) y la situación del marcador han sido definidas como las más influyentes:
- Localización del partido: Cuando los equipos juegan en casa, recorren una mayor distancia a baja intensidad (menos de 14,1 km/h). Además, cuanto mayor es el nivel del rival, más aumenta esta distancia recorrida a baja intensidad.
- Situación del marcador: Los futbolistas recorren un 25% menos de distancia alta intensidad (más de 19,1km/h) cuando van ganando. Esto hace pensar que el despliegue físico del equipo depende más de si está obligado a llevar la iniciativa para reducir la desventaja. En otras palabras, cuando los equipos van perdiendo corre más y a más intensidad ya que se encuentran en situación de iniciativa.
En resumen, los jugadores no están los 90 minutos utilizando sus capacidades físicas al máximo, sino que esto va a depender del contexto en el que se desarrolle el partido y las situaciones que se den en el mismo. En concreto, se ha demostrado que cuando un equipo va perdiendo es cuando recorre más distancia a alta intensidad, por lo cual el factor físico no parece ser una causa directa sobre la que justificar la derrota.
Tópico 3: La necesidad de realizar rotaciones
El fútbol se considera un deporte con alta densidad competitiva, estableciéndose que, en ligas profesionales, se juega un partido cada 4,3 días. De esta forma, se suele asumir que en periodos con un calendario cargado de 2 partidos por semana, los equipos deben realizar rotaciones, ya que la acumulación de partidos puede influir en la forma física de los jugadores.
Diversas investigaciones se han centrado en investigar como afectan a los equipos dichos periodos, no encontrándose diferencias significativas en el rendimiento físico de los jugadores entre periodos competitivos cargados y no cargados. Asimismo, otras investigaciones se han centrado en la influencia que tiene jugar un partido de Liga tras haber disputado otra competición entre semana, encontrándose que la variabilidad de resultados no puede achacarse a disputar dos competiciones. De hecho, se ha llegado a encontrar que para los equipos debutantes en Liga de Campeones, el hecho de jugar un partido entre semana influye positivamente en el resultado del partido de liga posterior.
Como vemos, los jugadores están capacitados para afrontar dos partidos por semana sin que esto afecte a su rendimiento físico. Sin embargo, si que se ha determinado que el riesgo de lesión aumenta significativamente en periodos cargados de partidos, por lo que en este contexto se antoja vital el establecer estrategias adecuadas de recuperación
Tópico 4: El equipo ha corrido poco en el partido porque entrenó demasiado esa semana
Otra reflexión muy común dentro del entrenamiento, es que si somete al equipo a sesiones de entrenamiento demasiado exigentes, se fatiga a los jugadores, y estos no van a poder responder a las demandas de la competición.
Desde este articulo señalamos que dicha afirmación no es del todo cierta, ya que se han hallado correlaciones significativas entre una alta percepción del esfuerzo por parte de los jugadores con respecto a las sesiones de entrenamiento, y una mayor distancia recorrida a alta intensidad en el partido inmediatamente posterior. Esto indica que establecer sesiones intensas tanto física como psicológicamente no resulta perjudicial para la competición . Cabe señalar aquí que el uso de la percepción subjetiva del esfuerzo (PSE) se encuentra ampliamente extendido, y que es una herramienta válida y fiable para cuantificar la carga impuesta al deportista.
Tópico 5: Los equipos que son mejores corren más
A menudo, al hablar de los equipos que se encuentran en la parte alta de la clasificación, o en categorías superiores, no solo se asocia esa superioridad a que son mejores en el aspecto técnico-táctico, sino a que también son físicamente superiores.
No obstante se ha demostrado que las cargas soportadas, tanto en entrenamientos como en partidos, son significativamente superiores en los equipos de menor nivel competitivo, especialmente en los indicadores de intensidad del esfuerzo. Esto indica que los equipos inferiores deben realizar un mayor esfuerzo, lo cual puede deberse a que deben compensar en cierta medida sus deficiencias técnico-tácticas.
Tópico 6: La mejor defensa… ¿es un buen ataque?
Es prácticamente inevitable no haber oído esta frase si se está relacionado con el fútbol. Según esta forma de entender el juego, es preferible contar con un buen ataque que con una buena defensa, ya que un buen ataque te garantiza más goles.
Sin embargo, en un estudio realizado sobre un equipo de primera división, se determinó como apenas un tercio de las acciones de ataque llegaron a zonas de finalización, con lo cual las defensas se impusieron en los dos tercios restantes. Esto coincide con otros datos aparecidos en la literatura, en los que se indica que en fútbol las defensas se imponen mayoritariamente sobre los ataques.
Vemos por tanto que se trata de un concepto que no debe ser aplicado de forma categórica, ya que cuando hablamos de fútbol no estamos hablando de un deporte de finalización, como podría ser el baloncesto o el balonmano, caracterizados por marcadores muy elevados en los cuales el ataque supera significativamente a la defensa. El fútbol, dentro del deporte contemporáneo, se trata de un deporte diferente.
En conclusión, aunque es cierto que disponer de un buen ataque se antoja fundamental, una buena defensa es tanto o más importante, ya que al hablar de fútbol nos encontramos con un deporte de marcadores bajos, en donde las defensas se imponen de forma general a los ataques.
Tópico 7: Si mi equipo tiene más posesión, tengo más opciones de ganar el partido
Si vemos cualquier retransmisión televisiva de un partido de fútbol, observaremos como recurrentemente se muestra al espectador la estadística de posesión de balón de ambos de equipos. Este es un dato muy comentado en la actualidad ya que, de forma general, se asume que el equipo que cuenta con una mayor posesión tiene más opciones de ganar el partido.
Sin embargo, si bien es cierto que disponer de una mayor posesión de balón hace que se den un mayor número de situaciones de ataque y finalización, y que por tanto se pueda vincular al éxito, solo se ha encontrado una correlación del 31% entre la posesión de balón y los puntos ganados a final de temporada. Asimismo, se ha visto que la estadística que mayor relación tiene con la victoria final no es la posesión, sino la relación entre tiros totales y tiros a puerta, estableciéndose que unos buenos índices de rendimiento son efectuar en torno a 15 tiros, de los cuales al menos un 40% deberían ir a puerta.
Además de lo expuesto anteriormente, se ha dado con la paradoja de que “cuando un equipo tiene la posesión del balón, dispone de un mayor número de situaciones de finalización, pero cuando no la tiene no sucede lo mismo de manera inversa”. Es decir, cuando los equipos no tienen el balón no son atacados en la misma medida que atacan ellos cuando si lo tienen. Al no encontrar una explicación estadística a este fenómeno, se ha establecido que la estrategia seguida por el equipo ante las diversas situaciones que se dan en el partido, puede enmascarar los efectos que realmente tiene la posesión sobre el resultado final.
En otras palabras, las variables contextuales podrían afectar al rendimiento de los equipos, ya estos muestran comportamiento diferentes al jugar en casa o fuera. Se puede intuir por tanto que en el resultado final influyen más aspectos como el sistema y la estrategia utilizada, que el hecho por si mismo de tener una mayor posesión.
Conclusiones
A lo largo del artículo, se han ido poniendo en tela de juicio tan solo algunos de los tópicos que en ocasiones se encuentran al hablar de fútbol. Con esto no se pretende desmentirlos totalmente, sino demostrar que en el deporte no existen las verdades absolutas, y que por ejemplo, la derrota de un equipo no puede achacarse categóricamente a correr menos que el rival, tener una menor posesión, o estar cansado por haber jugado un partido entre semana.
En conclusión, debemos tener en cuenta que las variables contextuales y situacionales influyen significativamente en el rendimiento, comportamiento y despliegue físico de los jugadores, y con ello saber que las estrategias y respuestas están condicionadas por factores como la localización del partido, la situación del marcador o el nivel del rival entre otros. Esto no hace sino ilustrar la realidad compleja del deporte, y lo erróneo de efectuar análisis simplistas.
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Fuente: www.mundoentrenamiento.com